No soy una persona que pueda colaborar con organizaciones, protectoras, etc, ya que no tengo un duro. Tampoco puedo acercarme a colaborar haciendo trabajos como limpiar, pasear perros, por que las protectoras me quedan lejísimos y no tengo coche. Pero yo necesitaba una vía de escape, una pequeña ayuda que realizar al mundo animal, con el que me siento muy afín.
Y todo empezó por que tengo una chinchilla y una coneja, no son las mascotas más cariñosas del mundo pero te quieren a su manera y son seres divertidos e inteligentes. Ahí es cuando empecé a concienciarme de que se podía ayudar de otra forma, y era comprando cosméticos que no realizaran experimentos en animales. Ya que al no apoyar monetariamente a esas marcas no contribuyes al maltrato, mi dinero no se utiliza para maltratar, sino para fomentar el no-maltrato.
No me parece necesario poner fotos de animalitos sufriendo, prefiero que veáis a los míos, sanos y salvos y felices!!
Por otro lado comprar productos cruelty-free plantea unos dilemas morales que a mi aveces me abruman y es que no quieres parar simplemente en la cosmética sino que quiero aplicarlo a todos los ámbitos y eso no siempre se puede por lo que el límite hay que ponerselo uno mismo.
Robb y Carlota. |
Como os contaré en mi próxima entrada, conseguí el clon de un Paint Pot de Mac que llevaba años buscando, y diréis, merece la pena? Pues para mi si y mucho.
Espero no haberos dado mucho la chapa y Feliz Navidad!!
Chao!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Todos vuestros comentarios me hacen mucho ilusión! Gracias!